Este es un libro hecho de miradas. Miradas sobre cuadros, sobre los artistas que los pintaron y sobre la intimidad de la narradora y su entorno. Este es un libro singular y fascinante, inclasificable, en el que la vida y el arte se entretejen. Consta de once partes: once partes que son once capítulos de una novela que relata una historia personal y familiar, pero que también pueden leerse como once cuentos, u once incursiones furtivas en la historia de la pintura, u once ensayos narrativos que tratan de desentrañar los misteriosos vínculos entre una obra pictórica y quien la contempla. En sus páginas el Greco trenza lazos secretos con un paseo por un bosque de secuoyas cercano a San Francisco, la enfermedad y la muerte; Rothko y el misterio de los cuadros para el Four Seasons del Seagram Building que se negó a entregar se entrecruzan con un hospital donde el marido de la narradora recibe quimioterapia y una prostituta se pasea por los pasillos; el aduanero Rousseau y el banquete que, entre la admiración y la mofa, organizó Picasso en su honor conectan con el miedo a volar... Y aparecen Hubert Robert y la fascinación por las ruinas; las andanzas de Misia Sert en París y Venecia; Toulouse-Lautrec deslumbrado por las estampas japonesas; el joven Fujita que, atrapado por Cézanne, decide irse a París; Augusto Schiavoni, al que acaso una médium ponga en contacto con su gemelo muerto en una sesión de espiritismo en Florencia; la decisiva visita de Alfred de Deux al taller de Géricault; la relación de Courbet con el mar...
El nervio óptico
María Gainza
Anagrama