Ante la muerte de su amada esposa, Kotaro —a quien le ha sido negado el don del llanto— decide contratar a las hermanas Izumi para que lloren la ausencia de Oriko. Pero ellas han sido entregadas por su padre a la demencia de un lunático usurero, el gigante Kazuma, poeta perverso que, junto a sus monos nihonzaru, las tiene esclavizadas en un álamo. Shunga remite a las clásicas estampas japonesas cuyo tema central son extraños encuentros sexuales que suelen involucrar criaturas fantásticas. Entre lo bello y lo terrible, con absoluta armonía, refinamiento exquisito, y el desarrollo excelso de una estética del horror, la prosa de Sancia Kawamichi avanza contundente y desoladora, recordando a grandes narradores del mundo flotante como Yasunari Kawabata, Jun'ichiro Tanizaki o Edogawa Rampo. Ante la muerte de su amada esposa, Kotaro —a quien le ha sido negado el don del llanto— decide contratar a las hermanas Izumi para que lloren la ausencia de Oriko. Pero ellas han sido entregadas por su padre a la demencia de un lunático usurero, el gigante Kazuma, poeta perverso que, junto a sus monos nihonzaru, las tiene esclavizadas en un álamo. Shunga remite a las clásicas estampas japonesas cuyo tema central son extraños encuentros sexuales que suelen involucrar criaturas fantásticas. Entre lo bello y lo terrible, con absoluta armonía, refinamiento exquisito, y el desarrollo excelso de una estética del horror, la prosa de Sancia Kawamichi avanza contundente y desoladora, recordando a grandes narradores del mundo flotante como Yasunari Kawabata, Jun'ichiro Tanizaki o Edogawa Rampo.
Shunga
Martín Sancia Kawamichi